Lectura de una experiencia educativa
El 5 de octubre, Antonio Battro publicó en La Nación
una nota referente a Ross School, una escuela de East Hampton, New York, que
desarrolla una innovadora experiencia educativa.
Algunos
fragmentos de la nota:
“Esta escuela privada nació hace menos de diez años
con media docena de alumnas y un grupo de docentes que habían abrazado la idea
de impartir una enseñanza no convencional, basada en la noción de una espiral
creciente que entrelazara las ciencias y las artes, abierta a las mayores
culturas de Oriente y de Occidente en su desarrollo histórico.
Hoy cuenta con cerca de 300 estudiantes y 70 docentes,
la mayoría con dedicación completa. Los alumnos, varones y mujeres, practican
desde la caligrafía china hasta los medios digitales más avanzados tanto
en las artes como en las ciencias. Aprenden varios idiomas, entre ellos el
latín y el chino, y realizan una variedad increíble de actividades artísticas.”
La Ross School presenta los contenidos de sus
asignaturas articulados –y resaltaría- historizados en el marco de la Historia
de la cultura universal, que funciona como pivote de las distintas asignaturas.
Artes del lenguaje, matemática, ciencia, artes visuales, artes dramáticas y
estudios de mass-media se cruzan con el currículo de la historia cultural en
proyectos integradores mientras que mantienen su exclusividad como contenidos
específicos.
El marco para este planteamiento se encuentra en la
teoría de inteligencia múltiple de la psicología cognitiva de Howard Gardner,
de la universidad de Harvard, institución que apadrina el proyecto de la
escuela.
Un punto interesante para nosotros es observar cómo
utilizan la tecnología al servicio de este proyecto. No es sorprendente
enterarnos de que cuentan con medios fantásticos como por ejemplo que los alumnos utilizan notebooks
en lugar de cuadernos y a través de ellos e acceden a internet y a una intranet
institucional. Esta posibilidad tecnológica les sirve para ir armando un
Portfolio personal de trabajos (la importancia de trabajar y escribir para
“mostrar”), sujetos a los comentarios de alumnos, profesores y tutores. En el
marco de estos intercambios los chicos seleccionan sus trabajos para un
Portfolio Digital de todo el colegio. Los alumnos se convierten así en
publicadores, y van escribiendo –registrando y exhibiendo- así una historia
personal fascinante: la historia de su propia formación.
Información obtenida de: SAGOL, C. . Recuperado: 21/02/12, desde: http://magister.lacoctelera.net/
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